martes, 9 de junio de 2009

La culpable de todo








*Este post es una revisión y adaptación del que publiqué en el blog para chicos con el título "Adanes, Evas y manzanas".

La mayor parte de lo expuesto en este escrito se puede encontrar en el libro "¿Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas?" (que recomiendo), posteriormente extendido en "¿Por qué los hombres no se enteran y las mujeres siempre necesitan más zapatos?". Ambos son obra del matrimonio Pease, psicólogos americanos, y detallan las virtudes y defectos de ambos sexos, así como sus causas evolutivas.

Hoy en día mucha gente afirma, sin base alguna, que los motivos de nuestras diferencias son culturales, en un intento de abanderar el progresismo malentendido y no salirse de lo políticamente correcto. Sin embargo, los experimentos científicos (ejemplificados hasta el infinito en dichos libros) y la todopoderosa lógica indican lo contrario: todo es naturaleza.

Por un lado está el aspecto "sexual": como sucede en la mayoría de animales, los varones estamos progamados para esparcir nuestra simiente con objetivo de perpetuar nuestra sangre, y las hembras lo estáis para seleccionar y elegir al mejor padre genéticamente hablando (ya que, en vuestro caso, sólo puede ser uno durante bastantes meses). ¿Acaso esta situación no resulta clara en la mayoría de los casos?. Por algo sois vosotras quienes nos elegís...

Sin embargo, la mayor parte de la distancia que nos separa viene de una especialización que hunde sus raices en los miles de años en que los hombres fuímosa cazar y las mujeres os quedábais en el poblado o en la cueva. Y aunque suene raro, este hecho no sucedía así por una cuestion machista, sino más bien lo contrario. Las mujeres estaban "siempre" ocupadas haciendo algo más importante: crear vida.

Así, el hombre fue desarrollando fuerza física, orientación y aptitudes tanto mecánica como espacial. Su deber consistía en lograr un objetivo puntual; y, si no lo hacía, se sentía fracasado y necesitaba aislarse en la cueva y pensar. Por ello y por sus períodos en soledad en busca de alimento, perdió dotes comunicativas, cosa que nos recrimináis a menudo. Todavía hoy meditamos sobre los problemas en silencio, y no nos relajamos hasta solucionarlos; somos competitivos y resultadistas.

En consecuencia, somos más propensos a trabajos físicos, y también técnicos. Nos encantan las cosas que involucran cálculos de espacios, velocidades, fuerzas, y que tienen un objetivo definido; como los coches, deportes y los videojuegos. Cuando el balón entra o matamos al "malo" sentimos una explosión de euforia y júbilo básicos, primarios (evolutivos, a fín de cuentas), rememorando la presa cazada. No es casualidad que el tipo que os resulta físicamente atractivo sea el de un cazador.

La mujer, por contra, al estar en mayor contacto con sus hijos y las otras mujeres, desarrolló habilidades sociales, comunicación, sensitividad, interpretación del lenguaje no verbal. Amén de algunas de las capacidades que son "famosas" por inexistentes en los hombres, como saber escuchar o hacer varias cosas al mismo tiempo. O la famosa visión de conjunto y detalles, adquirida al tener que vigilar un terreno concreto.

Por todo ello y por vuestra sensibilidad, sois más propensas a estudios de letras y psicología.y vuestra estructura social interna se edificó distinta: acostumbaradas a convivir, sois menos competitivas. Si se observa un grupo de chicas adolescentes, contrariamente a lo que ocurre en uno de chicos, resultará complicado diferenciar una jerarquía.

Para resolver su stress se acostumbraron a charlar sobre el problema con la gente que las rodeaba, verbalizándolo para desahogarse, a menudo sin necesitar solucionar la causa de la tensión. Por eso y por vuestra mejor comunicación decimos que habláis demasiado. Y también es un hecho científico: así como el ser humano es un animal social que necesita comunicarse, la evolución ha hecho igualmente que una mujer necesite decir al día muchas más palabras que un hombre.

Y yo creo que por hoy ya llevo suficientes ;-P

Un beso,

Alfred

seduccionpractica@hotmail.es
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